lunes, 30 de abril de 2012

Bandar y Mildred III

 

-¿Estas bien? No estas bien...
No, no lo estoy.
Ella lo abrazó con fuerza. Recién dos días después de finalizada la batalla, él había accedido a bañarse y parar. Había estado organizando los arreglos de la ciudad, hablando con las familias que habían perdido integrantes en el combate, despedido comitivas, preparado cartas de agradecimiento y de promesas de comercio para los que lo habían ayudado, rendido honores a su caído hermano pese a las miradas reprobatorias de otros nobles, garantizado con sus exploradores la partida de los distintos grupos de señores, compensado económicamente a varios de sus campesinos por el esfuerzo y gasto de los días perdidos en la Ciudad por el combate. ¿Eso era todo? No, claro que no, también estuvo con el nuevo Rey para darle la despedida. Se aseguró que prepararan la mortaja para llevar al difunto monarca a Desembarco del Rey. Pidió a los más fieles de la ciudad la limpieza de su fortaleza. Organizó ritos funerarios para la mayoría de sus guerreros. Ordenó el acopio de armas y equipo: todo iba a ser refaccionado y devuelto a sus dueños, y el material capturado se repararía para la Guardia de la Noche. Veló por el bienestar general. Estaba exhausto y dormía poco, más en la ciudad que en su hogar. Así que ese día ella se lo había exigido para la familia.
La pareja no tenía situaciones de tensión, pero era difícil para ambos el momento. Habían trabajado a destajo para organizar un torneo de gran magnitud y lo lograron, pero no habían tenido tiempo para ellos, salvo alguna ocasión de rutina. Tenían por fin un tiempo juntos para darse un baño cálido.
-Vas a superar lo de Richard...
-Ya sé que lo voy a hacer... es solo que no es fácil, era mi hermano. Y aparte estoy muy cansado.
-Esto fue agotador para todos, amor.
-Sí, pero toda la situación, Rhaegar, Aerys, las comitivas, lo de Kevan, el juego político...
Ella se abrazó a él, ambos se acomodaron en el agua bien caliente de la gran tina.
-Ya todo terminó. Ahora podemos volver a nuestra vida diaria.
-No, ahora Rhaegar y Rickard me asignaron más tierras para ir tomando. Tengo que empezar a negociar alianzas, discutir con la gente, organizar.
A ella no le gustó eso.
-Y te vas a volver a ir, meses afuera organizando. Lejos de mí y de tus hijos.
-Millie, no...
-No digas más nada. Está bien, ya estoy acostumbrada. Supongo que solo podré verte de a cuentagotas.
-¡No es fácil esto! ¡Quiero dejar todo para los niños!
-¡Basta de esa mentira! ¡Lo haces por vos y por nadie más! Los chicos ya tienen una cantidad de tierras, recursos y estructura como para no necesitar más.
Él se quedó en silencio. Ella se sintió algo acongojada por el exabrupto.
-Lo siento, Bandar. Yo... no quería decirlo así, pero es la verdad.
-¿Y qué queres que haga? No puedo evitarlo. Me gusta construir, me gusta que la casa sea una casa poderosa, seria y respetada. Si no hago algo yo por el mundo, el mundo no lo va a hacer por mí.
-Ya hiciste demasiado. Tu familia y vos merecen algo de tiempo.
Él salió del agua, ofendido. Se puso la ropa y se marchó. Ella se quedó llorando en la enorme piscina de agua caliente.

..................

Los días siguientes fueron... ásperos. Ella no sabía cómo acercarse sin lastimarlo, y él estaba centrado en un montón de tareas. El diálogo entre ambos fue mínimo. Las reparaciones en la ciudad arrancaban a paso firme. Mientras él organizaba la reconstrucción, saludaba y honraba a los caídos, ella escribía las pagas, ordenaba los números para volver al correcto funcionamiento de la Casa. El torneo había sido redituable, pero no el esfuerzo por el realizado. Esa noche, se rencontraron en la cama, él había dormido los últimos dos días con sus hijos.
Acostados, se dedicaron una mirada. Él habló primero.
-¿Cuánto tiempo vamos a seguir así?
-No sé... vos sos el enojado.
-No podes decirme que no le dedico tiempo a la familia o a vos. Hace rato que salgo poco, cuando fui de tu padre no pase más de un mes y necesitaba varios. Estoy asignando gente de confianza, tratando de hacer las cosas bien...
-¡No fue eso lo que quise decir! Ya me resigné a que quieras expandirte y construir, construir y construir... es solo que quiero que te des cuenta que tus hijos te necesitan... y que yo también te necesito. Más allá del tiempo que llevamos viviendo acá, a veces me siento sola, me siento como cuando tenía diecisiete años y vine acá a casarme, no conocía a nadie ni nadie me conocía a mí. Pero vos evitaste que me quede sola y aislada, estuviste conmigo todo el tiempo. A veces quiero volver a eso.
-No podemos volver atrás, el pasado es pasado. Sé que prometí que iba a pasar más tiempo en casa, y eso intenté los últimos meses. Nadie esperaba lo del Torneo, y fue un regalo de Ser Barristan para su nuevo rey. Yo quería dedicarme al festival de la Cosecha. Y no digas que nunca estoy, no me perdí el crecimiento de las nenas, y pasó tiempo con los bebes.
-Lo sé, honestamente lo sé.
-¿Y entonces qué te molesta? ¿Que me aleje un tiempo cada tanto?
Ella bajó la cabeza y cortó el contacto visual directo.
-Es que...
-¿Qué pasa? ¿Hay algo que no se?
-Entre que te vas, entre que pasas tiempo con los chicos, todo el tema del torneo y la organización, el mudarnos de la fortaleza, toda la gente que vino, los ágapes y eventos... no tuvimos tiempo para nosotros. Vos y yo. Sí, yacimos juntos, hicimos el amor, pero no estuvimos solos. Por eso extraño cuando éramos chicos. Era tiempo para nosotros. Salíamos a pasear, comíamos frente al arciano, cabalgábamos a la vera del río. Sentir la brisa del viento en el pelo, que me traigas una flor, que me digas cosas lindas...
Él no la dejó terminar de hablar. Había entendido todo. El tiempo, el esfuerzo, el trabajo. Ella era una flor, y si solo se fijaban en el polén, nunca habría de apreciarse la belleza de sus pétalos, la caricia del tallo o las férreas raíces.  Él la tenía atada a las finanzas, a la maternidad. Quizás en su pasión por incrementar la fortaleza de la casa había olvidado la sencillez del alma.
-Prometo cambiar. En serio.
Ella derramaba unas lágrimas.
-No quiero que cambies. Quiero que tengas tiempo para mí. No quiero estar siempre encerrada en mi estudio haciendo cuentas. Quiero recuperar a mi marido.
-Mildred… me puedo alejar para arreglar cosas, pero mi corazón está siempre acá. Sí, soy soberbio, quiero dejar un legado, que la gente se acuerde de mí, pero también lo hago porque es lo correcto. Porque ser noble no es fiestas y política, es cuidar a su pueblo, mejorar la vida de todos, es tener nobleza. Sé que ya sabes todo eso… pero si, descuidé muchas cosas de nosotros. Tendría que haber sido más un marido y no tanto un señor. Prometo cambiar eso.
Ella sonrió. Él también. Esa noche se buscaron con amor el uno al otro.

..................

Unos días después estaban saliendo a pasear a uno de los poblados y frondosos bosques de arces rojos y amarillos. Tenían preparada comida, y Yony había asignado unos guardias que los iban a custodiar a cierta distancia, por si las dudas, ya que todavía había algunos bárbaros pululando. Era una salida de un día, Mailén se encargaría de las niñas. La ciudad marchaba a paso firme. Cuando cruzaron la puerta, uno de los muchachos de la guarnición los despidió en la puerta.
-Gran batalla, mi señor. Usted sostuvo el frente prácticamente solo. Fue un honor pelear a su lado. Que tenga un buen paseo.
Él tragó saliva. Nunca le había dicho a ella que había peleado en el frente. La mirada de ella revelaba un estado de furia importante.
-¿El frente?
-Esteee... hay una explicación perfectamente razonable para ello...



martes, 24 de abril de 2012

Los hijos de Frank

Bandar parecía estar sumamente seguro de que alguien iba a intentar matar al rey. Si bien no me gustó mucho lo que me pidió, porque bastante poca gracia me hacia cuidar al rey, no pude decirle que no.
En el camino a la fortaleza me encontré con Rowan que pensó que algo había pasado porque yo estaba ahí y no en el frente. Le dije que mi misión era otra, y ella decidió acompañarme.
Toqué la puerta y nadie me recibió, así que abrí. Adentro el rey, y dos asistentes estaban realizando alguna especie de ritual. Había una niña en el suelo, muy asustada, que estaba desnuda y cubierta con una grasa extraña... el rey jugaba con una vela en su mano cerca del cuerpo de la niña, mientras un niño también desnudo, parecía que había estado haciéndole un favor al rey... mis ganas de matarlo eran cada vez mayores.
-Señor, tenemos que salir de aquí, el enemigo se acerca.
Él no me escuchó parecía estar en una especie de trance. Rowan me sañaló unas vasijas al final de la sala, eran tres.
Empecé a acercarme, Rowan también, y uno de los asistentes me lo impidió. Si esa vela tocaba a la niña...
-Dejenme pasar, el rey está en peligro- Pero no me dejaban avanzar así que dije- Última advertencia, o me deja pasar o lo golpearé.
-¡No le haga a nada a mi hermana Katherine, por favor!- gritó el niño.
¿Era una casualidad? la niña rubia se llamaba Katherine...
-¡Donovan ayudame!
Claro que no era una casualidad, esos niños eran mis hijos. Ese maldito se los había entregado al rey para que los sacrificara... ¿acaso los gritos que escuchaba por las noches eran los suyos?...
Rowan llamó a Donovan para que fuera hacia ella, y yo no soporté más la situación así que golpeé al guardia, casi al mismo tiempo que vi como la vela caía sobre mi hija. Me arrojé sobre ella y sentí como la vela se metía en mi armadura y me quemaba, no se apagaba así que tenía que ser fuego valyrio...
A partir de allí fue todo una confusión tras otra, uno de los sirvientes fue tras Rowan mientras yo iba hacia el rey.
Vi como una mancha de sangre cubría la puerta y entraban tres hombres con armaduras negras. Conocía la voz, era Rhaegar y con él iban Ser Barristan y el Toro Blanco.
¡Iban a matar al rey! Cuando intenté ir a protegerlo Ser Barristan se me arrojó encima, gracias a los Siete logré zafarme y frenar el golpe de gracia que Rhaegar iba a darle a su padre, en sus ojos se podía vislumbrar la misma locura...
Después de frenar los ataques tuve que frenar al rey, el muy loco se había cubierto con la cera de las vasijas y parecía querer suicidarse. Una vez más, quisieron terminar el trabajo, vi como el Hightower agarraba una antorcha y la arrojaba sobre el rey.
Corté la antorcha en el aire con la espada, pero no pude frenar a Rhaegar que le dio un golpe con la espada.
Barristan no entraba en razón, estaban decididos a hacerlo y yo era uno solo... y parecía que habían matado a toda mi guardia personal...
El odio en mi voz se hizo presente, había confiado en Barristan, él había terminado mi entrenamiento, era mi maestro, y me había traicionado así... yo había confiado en él...


Tenía que impedirlo el rey no podía morirse en nuestra casa... o los Blackstorm serían historia.
Rowan intentó hablar con ellos pero era inútil. Yo intente también hacerlo pero no había manera. Hablar no servía, pero cuando vieron que si querían matar al rey iban a tener que pasar sobre mi cadáver, a pesar de que de todos allí yo era el que más quería verlo muerto, decidieron desistir. Obviamente diciéndome que estaba equivocado, que era un error, que el rey estaba loco y que había matado a muchos, ¡pero por qué tenían que matarlo en la casa de mi primo! ¡Por qué no lo mataban en el barco! ¡Malditos estúpidos, iban a llevar nuestra casa a la ruina!
Cuando se fueron lo primero que hice fue cubrir a Katherine con mi capa y ella fue corriendo a abrazarse a su hermano.
Rowan me preguntaba qué íbamos a hacer, estaba planeando qué hacer si el viejo se moría. Ella lo había curado, yo no quería ni poner mis manos sobre él, porque no sabía como iba a reaccionar, y probablemente mi deseo de que se muriera no ayudara demasiado.
Por suerte cuando salí ya habían liberado a mi guardia personal, solo James estaba herido, pero nada de gravedad.
Aún así todo fue un esfuerzo sin sentido, otro error me llevó a dejar al rey con su maestre, él se encargó de darle el descanso eterno. Lo mató, obviamente. No había podido cumplir la misión que me había dado Bandar, no había podido pelear junto a él tampoco... pero allí estaban ellos, gracias a la ayuda de Rowan, los dos estaban vivos, habíamos logrado salvarlos.
Y allí estaba yo, tratando de no culparme por haber sido responsable de que el rey se muriera allí... debí imaginar que el maestre también estaba involucrado. Rowan estaba en silencio, igual que yo, ambos habíamos visto la clase de rey que ahora iba a gobernar los Siete Reinos, un rey que era capaz de asesinar a su propio padre...
Y yo iba a tener que hablar con él si quería que mis hijos no fueran considerados bastardos. Iba a tener que hablar con el rey al que había llamado estúpido, al rey al que ahora no respetaba...
Rowan se quedó conmigo, por primera vez me dijo quien era la persona con la que quería estar, y resultó ser Kevan. Sé que quizás no haya hecho bien, pero le dije que hablara con él, era la única forma en que iba a renunciar, o quizás el cambiara de opinión con respecto a Lyanna... eso no iba a gustarle a Bandar.

Mi hijo jugaba con Anthony en la cocina, usaban las cucharas como si fueran espadas. Katherine estaba comiendo lo que le sirvió Dorothy. Me quedé allí, solo viéndolos desde lejos, todavía no lo podía creer. Lythene tuvo que haber sobrevivido para poder darles sus nombres, nadie más sabía que nombre queríamos ponerles a nuestros hijos... Esperaba que Selina los pudiera aceptar.
Cuando llegó Selina me preguntó que me pasaba, no sé cuanto tiempo estuve hasta que me salieron las palabras para explicarle... pero una vez más ella lo aceptó, feliz. Ahora íbamos a tener cuatro hijos y ninguno era de ella, y aún así, solo vi una sonrisa en su rostro.
Bandar me dijo que el rey había perdonado a los Blackstorm, "perdonado" sí, hubiera sido un hipócrita sino lo hubiera hecho, un Blackstorm había intentado salvar a su padre cuatro veces, lamentablemente un error no dejó que lo hiciera una quinta.
Me dijo que iba a tener que hablar yo con Rhaegar por el tema de los niños, y que le llevara de regalo la espada que había ganado en el torneo. Me pareció bien, era un precio menor por el reconocimiento de mis dos hijos, y también pensaba darle mi apellido a Catelyn. A ella la nombró Rowan, cuando se enteró de Katherine dijo que era mejor que llevara un nombre parecido pero diferente. Estuve de acuerdo.
Así fue que decidí hablar primero con mis hijos.
Les conté sobre Lythene, ellos no habían tenido una madre. Les conté las cosas que le gustaba hacer, cantar, bordar, poner flores en los jarrones, caminar por el bosque, les conté como era, hermosa, el cabello rubio brillando con el sol, su sonrisa que llenaba de paz... y les dije que ellos habían nacido fruto del amor de ambos. Les dije que podían vivir conmigo a partir de ese momento, que yo era su padre. Que no eran bastardos como les habían hecho creer.
Fui con Selina y con los niños, le dije al rey que tenía que pedirle un favor y él accedió a escucharme a pesar de lo que había pasado. Le conté toda la historia, jamás creí que iba a contarla otra vez, y ahí estaba, otra vez hablando del dolor más grande que había tenido que enfrentar en mi vida... Le hablé de cómo había encontrado a Catelyn, cómo la había rescatado de un caserío donde los bárbaros no habían dejado nada salvo a ella.
Ser Barristan escuchó todo, él no sabía mi historia, y si bien ahora ya no confiaba en él como antes, sé que su presencia allí ayudó a que el rey me otorgara lo que le pedí.
Aceptó la espada de buena gana, era un regalo de Bandar y mío.

Me pregunto si hasta hoy habías podido descansar en paz Lythene...
Nuestros hijos son hermosos, son dos soles, dos almas dulces pero tristes, no saben lo que es el amor, no saben lo que es tener un padre y una madre... Juro que voy a vivir el resto de mi vida para protegerlos. Juro que voy a hacer realidad tu deseo, voy a verlos jugar, reír, llorar, crecer y voy a estar ahí por los dos.
Selina y yo los vamos a cuidar y los vamos a querer mucho, les vamos a devolver la sonrisa a los dos.

Katherine Blackstorm

Donovan Blackstorm

Catelyn Blackstorm


Tristeza

“Vi al Rey, matar a al Rey.
Vi a la Sangre del Dragón, sentenciar a la Sangre del Dragón.
Vi como los fieles observaron y no hicieron nada.
Nada para ayudar.
El Rey mato a su padre y todo Poniente alaba al nuevo soberano.
La sangre de Aerys corrió por las tierras del Norte y la corona espera a Raeghar en Desembarco del Rey.
Suficiente.”- se dijo la chica, mientras en una nube lejana, Cercei le hablaba y Jaime reía.
“Eh, no… ahora no”- contesto a una frase que le pareció oír y se marcho, abandonando a los gemelos para que se lamieran sus heridas.
Vago por la fortaleza, buscaba a alguien, no sabia bien a quien, pero lo encontró sentado en la cocina, observando a los niños jugar.
Se sentó a su lado y hablaron de muchas cosas, cosas importantes y de los niños, sobretodo de los chiquillos que hace unas horas estaban debidamente aceitados para la hoguera.
Sintió forjarse un lazo y apoyo la cabeza en su hombro.
Allí estaban, el nuevo padre primerizo de cuatro y la nueva solterona de Poniente, ahogando la noche anterior con risas y juegos de infantes.
Llego la Señora de los Bosques, reclamando su puesto en los brazos del hombre, y sin saberlo, en los corazones de los pequeños.
No había lugar allí para Rowan, no obstante, ellos compartían una visión de traición y llamas negras.
Ahora eran amigos.
Los tres fueron a buscar al Señor de la Casa, tenían que informarle que la familia era más grande lo que todos imaginaban.
Lo encontraron trabajando, como siempre, pero la Guerra Blanca le había sacado arrugas alrededor de los ojos y pintado golpes en la piel, así como en el alma.
No festejo, no se enojo, simplemente acepto los hechos y le deseo a su primo buena suerte con el nuevo Rey Dragón. Era él al fin y al cabo, quien le otorgaría o no, el permiso para darles el apellido “Blackstorm” a la nueva generación.

 

“Frank es oficialmente padre.
Dos chicas, dos chicos y ningún parto.
Si esto sigue así, Selina mantendrá su figura por siempre”- pensó con dulzura la joven, mientras bajaba las escaleras.
Había visitado el arciano con la esperanza de ordenas sus ideas y poder encaminar su vida, como todo el mundo parecía hacer menos ella. Pero los dioses complotaban para que se confundiera más y más, y así fue como termino visitando a Lyanna Stark.
“Ojos de enamorada, una estatua viviente y un pato atolondrado”- repaso mentalmente la vista.
“Delicadeza, firmeza y torpeza”- enumero, al tiempo que entablaba una conversación trivial con los tres adolescentes presentes.
“Belleza, frialdad y tozudez.
¿Cómo has podido Lyanna? ¿Cómo te has enamorado en tan poco tiempo?
Llevo dos años aquí y recién hace unos meses me salto la duda de si él podía ser algo más, que un compañero de juventud.
Es inconciente, temerario y… demasiado orgulloso como para pedir ayuda”.
Imitando una sonrisa, le sirvió vino a Kevan, lo ayudo a beberlo e inevitablemente, mancho su ropa, un asunto muy lamentable, que debía ser resulto de inmediato.
Rowan arrastro a Kevan corredor por corredor, hasta encontrar un lugar seguro para despedirse.
“Es lo mejor, para mi, para él y sobretodo, para ella”- se aseguro.
Intento explicárselo antes y después de besarlo, aunque el jovencito puso especialmente atención en el beso y olvido todo lo demás.
El tira y afloje los llevo al piso y a una discusión poco afortunada…
“¿En qué piensas? ¿Piensas? ¿Te vas conmigo o te quedas con Lyanna?
¿Somos parecidas como dices?
Existe la posibilidad de que te pida demasiado, no lo niego, pero no estoy en posición de pedir menos, y en el fondo, tampoco quiero”.
- Tengo que pensarlo- contesto el Ser a la pregunta más importante y por supuesto, fue respuesta suficiente.
Demasiadas humillaciones para un felino herido.
Rowan murmuro dos o tres estupideces y con un beso en la frente, se saco la espina del corazón.
Se marcho con el rostro encendido, las lagrimas al borde de sus parpados y su escolta, asumiendo la más amarga de las derrotas.


“Las niñas grandes no lloran. Las niñas grandes no lloran.
Ya paso, no me duele.
Estoy bien, puedo con esto.
Hay cosas más importantes que resolver, esto es daño colateral. El punto aquí era conseguir marido, nada más”- Se limpio los ojos con un delicado pañuelito, antes que los ríos desbocados del dolor, mandaran el disfraz de compostura al traste.
“Veamos, ¿Qué hice mal al buscar pretendiente?
Sus costumbres son muy diferentes a las mías, por lo tanto, nada de norteños, me centrare en los sureños.
En preferencia, nada de Tyrells, los Baratheon son… bueno… bastante peculiares, los Arryns estan con los Starks y los Tully estan demasiado cerca de los Freys.
Quedan los Lannister y los dornienses… que me secuestraron y se llevaron a mi tío.
Será mi familia cercana, entonces”- razono, mientras deshacía los caminos que la habían dejado en uno de los corredores menos transitados del castillo.
“Si me voy con papá a Lannisport, quizás no regrese, así que tiene que ser alguno de los señores que este aquí”
Realizo un simple calculo mental, lo repaso, lo repaso minuciosamente de nuevo y se paro en seco, a metros de la ultima puerta que había traspasado.
La respuesta esta ahí, no le gustaba, y sin embargo, tenía que hacerse.
Se volvió hacia su acompañante, sin míralo. Si se enfrentaba a sus ojos, las palabras se evaporarían antes de salir de su boca.
-¿Ser… me haría el favor de casarse conmigo?
Una vocecita interior le susurro demasiado tarde, que era muy posible que este hombre con sus años, ya estuviera casado y fuera padre de por lo menos, cinco niños.
El corazón se le achico dos centímetros más porque eso significaba que otra vez, ella seria el centro de las risas.
Y aún así, tenia que ser ella la que se disculpara.
Abrió la boca para justificarse y la formal disculpa se perdió en los labios del caballero que se había tomado de besarla.
-Supongo que eso es un “sí” – atino a decir cuando Ser Ector la soltó- Hay que informarle a papá.


El león no ayudo mucho a aliviar su pena.
Las frías pupilas de Kevan Lannister, estudiaron hasta el hartazgo a la pareja, y su ingenio no se privo de hacer las preguntas pertinentes al caso, como de inventar más para sondear a su hija.
El padre estaba desilusionado y la chica lo sabía. Era de esperarse, cualquier padre lo estaría.
“Lo siento papá, mi libertad es el único sueño que me queda, no renunciare”
Salio del despacho para buscar refugio y darle rienda suelta a la desesperación, pero en guardia como siempre, estaba su futuro esposo, aguardándola.
Le resumió la negociación:- La dote será poca. Estamos en deuda. Ojala…
No comprendía su reacción, ¿por qué estaba besándola?, ¡iban a ser pobres!
¿No se casaba él para aumentar sus recursos? Y ya que estaban, ¿cuáles eran sus recursos?
Se alejo de sus brazos y se dirigió a la sala de costura, tenia que estar sola para pensar.
No escucho pasos tras ella y aún así, sabia que su guardia la seguía.
“Sigiloso como un buen Lannister.
Y seguramente también un pozo bien hondo y obscuro de secretos.
¿Quién eres Ser? Además del soldado silencioso que ha cumplido a rajatabla mis mandatos.
¿Es por eso que te casas conmigo? ¿Crees que te di una orden? Debo aclarar esa cuestión cuanto antes, nadie debe sufrir más que yo, en mi batalla con las `buenas costumbres´”.
Cruzo la puerta de la sala de costura y en ese pequeño mundo femenino la estaba esperando su antigua vida.
Moños, diseños de futuros vestidos, telas que le había regalado Cercei, una camisa de Jaime a remendar, un pañuelo bordado con la flor Tyrell y un costurero con la forma de un león dormido.
“¿Lyanna se parece a mi? ¿Ella también vio morir a un Rey?
¿La habrán rechazado tanto como a mí? ¿Fingirá ser quien no es? ¿Lord Stark pensara que su hija es un desastre? ¿Le gustaran los niños más allá de Ser Kevan?”
Acaricio y abrazo cada “tesoro” que descubrió en el costurero.
“Rojo y dorado, león,
Rojo y dorado, Lanza del Sol.
Serán los colores de mi boda en una diminuta capilla.
Nada de los grandes septos de Desembarco del Rey.
Nada de grandes Señores felicitándome y grandes Señoras ofreciéndome a sus retoños como dama de compañía.
Hasta tengo que pedirle a papá que traiga a un septo… mejor la parejita, un septo y una septa, para que se queden a velar por las almas del Norte.
¿Será Ser Ector religioso?”
Prendió el hogar con bastante dificultad y vio crepitar a la flor del Dominio entre las llamas.
“Las niñas grandes no lloran.
Las niñas grandes no lloran.
Los cuentos de hadas no existen y los príncipes son todos sapos.
Sapos asesinos que matan a su propia sangre.
Los príncipes son como la hierva maligna, que te envenena el alma y se va con otra.
¿Para qué rayos quiero un príncipe, pues?”.
Rowan sabía muy bien la respuesta, sin embargo, el amor nunca era REALMENTE parte del plan de vida de su Casa.
Se vivía por familia, lo demás era puramente decorativo.
Reunió fuerzas y le cerró las puertas a “lo que pudo ser”.
De este lado, en silencio perpetuo y brillante armadura, el Capitán de su Guardia la observaba expectante.
“¿Por qué mi felicidad pasa por una herida sangrante y dormir con un desconocido?
¿Maktub?
Seguramente…Al fin y al cabo, la suerte esta echada"
-Por favor, Ser, acompáñeme a nuestra casa (“nunca un hogar”) para que le informe del funcionamiento de la misma.
“No se puede evitar que al llegar el día, el Sol salga… como tampoco que al levantarse la luna, el Sol caiga”.

jueves, 19 de abril de 2012

Textos del master II


La boda de Ser Frank y Selina fue un evento sumamente feliz, cientos de granjeros y campesino de las tierras cercanas a Trono y Altar se dirigieron a la capital de la casa Blackstorm para compartir con esta pareja este gran momento en que no solo un Lord de la casa sino que además un Ser desposaba a una mujer de cuna campesina, y no solo eso, sino que además una de las paragones que enaltecen el ideal Blackstorm del crecimiento a través del duro trabajo.

La llegada de las comitivas Stark y Arryn fue otra cosa que llamo la atención de la gente común y trabajadora, los pabellones coloridos y uniformes brillantes de los Arryn era algo digno de ver, así como también el conocer a los Señores del Norte y a su hermosa hija, que se rumorea es la más bella y pura de todas las tierras Stark.

Así fue como la fiesta se fue alargando, en un acto poco común Patrick dio banquetes tras banquete por días tras la boda, aceptando en su mesa a todo viajero, campesino o marinero que deseara compartir con él la felicidad que le embargaba.

El puerto se lleno de buques de todos los tamaños y estandartes, muchos nunca vistos en el norte, y los cuervos no dejaban de volar desde y a la torre del Maestre Luca, casi tanto como los jinetes, heraldos y mensajeros que llegaban a las puertas de la fortaleza a pedir audiencia con el señor y la señora de la casa, muchos además portando cartas para otras personas y regalos en metálico.

Pese a toda la fiesta y jolgorio que vivía la ciudad, la vida de Bandar y Mildred se volvió tremendamente complicada, en su fortaleza se habían acomodado los Stark y Arryn mientras que sus hombres fueron distribuidos en la ciudad ocupando grandes casas. Las audiencias parecían interminables, y las cartas más aún.

En el puerto Drake trabajaba a dos manos para acomodar en el puerto de la ciudad más barcos de los que el puerto podía amarrar, enviando de tanto en tanto una comitiva armada a la fortaleza para llevar los ingresos de las tasas del puerto. No paso mucho hasta que tuvo que llamar a su amigo Percival y su habilidad con las lenguas.

En la guardia Randolf y Yony organizaban todas las tareas, negociaban con Todd capitán de los Arryn y Bren capitán de los Stark.

La ciudad cobraba una vida inucitada a medida que pasaban los días, solo un mes después de la boda esta era la lista que Alister había compuesto de gente que vendría al torneo y festival d ela cosecha:

Stark
Lord Rikard Stark (Señor de la casa)
Lord Eddard Stark (Hijo tercero de la casa)
Lady Lyanna Stark
Lord Eyron Glover
Lord Jonner Mormont
Lady Tara Manderly
Lady Ingrid Karstark
Lady Jonella Cerwyn
Bren (capitán de guardias)

Cerwyn
Lord Medger Cerwyn (Señor de la casa)
Lady Jonella Cerwyn
Ser Kyle Condon

Lake
Lord Reed Lake
Lady Rose Lake

Mormont
Ser Jorah Mormont (Señor de la casa)
Eldred (capitán del Delfin)
Lady Erika Mormont

Manderly
Ser Wylis Manderly
Ser Wendel Manderly
Lady Donella Manderly
Lord Joseph Manderly (Capitán de la flota)

Glover
Lord Robett Glover (Señor de la casa)
Lord Karles Glover
Lord Drugo Locksley
Ser Duncan Locksley
Lady Ailen Glover
Lady Clara Glover

Locke
Ser Donnel Locke (Señor de la casa)
Lord Mott Locke
Lady Helen Locke

Ryswell
Ser Mark Ryswell (Senescal de la casa)
Lord Roger Ryswell
Lord Rickard Ryswell
Lord Roose Ryswell

Stout
Ser Wynton Stout
Lady Ann Stout
Kenning
Lord Evan Kenning (señor de la casa)
Lord Ethan Kenning (hijo primer hijo)
Ser Emer Kenning (hijo segundo hijo)
Lady Elyse Kenning (hija)

Umber
Lord Jon Umber, Gran Jon (Señor de la casa)
Lord Mors Umber, Comida de Cuervos
Lady Joanna Umber

Hightower (vasallos Tyrell)
Ser Dylan Hightower, El toro Negro
Ser Gerold Hightower, El toro Blanco
Ser Cyril Hightower, El torre Gris

Cuy (Vasallos Tyrell)
Ser Emmon Cuy
Ser Ronny Laur
Ser Geremy Caud

Wythers (vasallos Tyrell)
Ser William Whyters
Ser Ivan Whyters
Ser Spike Whyters

Selmy (vasallos Baratheon)
Lord Arstan Selmy
Lady Jane Selmy (esposa)
Lord Jerrod Selmy (Hijo, menor de edad)
Lady Sophia Selmy (Hija, menor de edad)

Trant (vasallos Baratheon)
Lord James Trant
Lady Claire Trant
Ser Dan Trant
Ser Boris Trant

Kenning (Vasallos Greyjoy)
Lord Evan Kenning (señor de la casa)
Lord Ethan Kenning (hijo primer hijo)
Ser Emer Kenning (hijo segundo hijo)
Lady Elyse Kenning (hija)


Despues de Mes y medio…:

Stark
Lord Rikard Stark (Señor de la casa)
Lord Eddard Stark (Hijo tercero de la casa)
Lady Lyanna Stark
Lord Eyron Glover
Lord Jonner Mormont
Lady Tara Manderly
Lady Ingrid Karstark
Lady Jonella Cerwyn
Bren (capitán de guardias)

Cerwyn
Lord Medger Cerwyn (Señor de la casa)
Lady Jonella Cerwyn
Ser Kyle Condon

Lake
Lord Reed Lake
Lady Rose Lake

Mormont
Ser Jorah Mormont (Señor de la casa)
Eldred (capitán del Delfin)
Lady Erika Mormont

Manderly
Ser Wylis Manderly
Ser Wendel Manderly
Lady Donella Manderly
Lord Joseph Manderly (Capitán de la flota)

Glover
Lord Robett Glover (Señor de la casa)
Lord Karles Glover
Lord Drugo Locksley
Ser Duncan Locksley
Lady Ailen Glover
Lady Clara Glover

Locke
Ser Donnel Locke (Señor de la casa)
Lord Mott Locke
Lady Helen Locke

Ryswell
Ser Mark Ryswell (Senescal de la casa)
Lord Roger Ryswell
Lord Rickard Ryswell
Lord Roose Ryswell

Stout
Ser Wynton Stout
Lady Ann Stout
Kenning
Lord Evan Kenning (señor de la casa)
Lord Ethan Kenning (hijo primer hijo)
Ser Emer Kenning (hijo segundo hijo)
Lady Elyse Kenning (hija)

Umber
Lord Jon Umber, Gran Jon (Señor de la casa)
Lord Mors Umber, Comida de Cuervos
Lady Joanna Umber

De tierras lejanas:

Tyrell
Lord Mace Tyrell (Señor de la casa)
Lady Alerie Tyrell (Señora de la casa, Hightower)
Ser Garlan Tyrell, Garlan el Galante (Segundo Hijo)
Ser Moryn Tyrell (padre de Kevan)
Lady Elaine Tyrell (hermana de Kevan)
Ser Luthor Tyrell
Lady Elyn Tyrell (de la casa Norridg, esposa de Ser Luthor)
Ser Leo Tyrell
Ser Elwood Grimm
Ser Evan Grimm
Ser Glendon Hewett
Lady Hannah Grimm
Lady Felicia Grimm
Lady Gea Grimm

Hightower (vasallos Tyrell)
Ser Dylan Hightower, El toro Negro
Ser Gerold Hightower, El toro Blanco
Ser Cyril Hightower, El torre Gris

Cuy (Vasallos Tyrell)
Ser Emmon Cuy
Ser Ronny Laur
Ser Geremy Caud

Wythers (vasallos Tyrell)
Ser William Whyters
Ser Ivan Whyters
Ser Spike Whyters

Baratheon
Lady Cassana Baratheon (Señora de la csa, nacida en la casa Estermont)
Lord Renly Baratheon
Ser Spike Baratheon
Lord Virgil Baratheon
Ser Vincent Baratheon
Lady Tina Baratheon
Lady Tia Baratheon
Ser Brus Buckler
Ser Endrew Tarth
Lady Arianne Tarth

Selmy (vasallos Baratheon)
Lord Arstan Selmy
Lady Jane Selmy (esposa)
Lord Jerrod Selmy (Hijo, menor de edad)
Lady Sophia Selmy (Hija, menor de edad)

Trant (vasallos Baratheon)
Lord James Trant
Lady Claire Trant
Ser Dan Trant
Ser Boris Trant


Fowler (Vasallos Martell)
Lord Franklyn Fowler, El viejo halcon (señor de la casa)
Lady Jeyne Fowler (hija mayor)
Lord Arthur Fowler

Greyjoy
Lord Rodrik Greyjoy (heredero)
Lord Maron Greyjoy (segundo hijo)
Lord Euron Greyjoy, ojo de cuervo (tio de Rodrik y Maron)
Lord Triston Farwynd
Lord Alyn Orkwood
Lady Gysella Goodbrother
Lady Gwin Goodbrother
Capitan Alvyn Sharp

Kenning (Vasallos Greyjoy)
Lord Evan Kenning (señor de la casa)
Lord Ethan Kenning (hijo primer hijo)
Ser Emer Kenning (hijo segundo hijo)
Lady Elyse Kenning (hija)

Arryn
Lord Jon Arryn (señor de la casa)
Lady Rowena Arryn (hermana del señor)
Ser Marwyn Belmore
Lady Deana Hardyng
Ser Tegan Hardyng, El Halcon
Ser Andar Royce
Ser Robar Royce
Lady Ysilla Royce
Ser Vardis Egen (Capitán de la guardia del Eyri)
Lady Diana Egen
Todd (capitán de guardias)

Hunter (vasallos Arryn)
Lord Gilwood Hunter (Heredero de la casa)
Ser Eustace Hunter (Segundo hijo del señor)
Lady Jessica Hunter

Waynwood (vasallos Arryn)
Ser Morton Waynwood (Heredero de la casa)
Lady Carolei Waynwood
Lord Ethan Waynwood
Lord Richard Waynwood
Lady Ely Waynwood

Tully
Lady Minisa Tully (señora de la casa, hija de la Casa Whent)
Ser Harry Tully
Ser Ron Tully
Ser Drako Tully
Lady Alyssa Blackwood
Lady Alyn Blackwood
Lady Jayne Bracken
Lady Barbara Bracken
Lady Catelyn Bracken
Ser Raymun Darry
Lady Mariya Darry
Lady Jeyne Darry

Frey (vasallos Tully)
Ser Aenys Frey
Ser Jared Frey
Septon Luceon
Ser Hosteen Frey
Ser Lucias Vypren
Ser Geremy Frey
Lord Raymund Frey
Lord Damon Vypre
Lady Kyra Frey
Ser Tytos Frey
Lord Aegon Frey
Ser Harys Haigh
Ser Donnel Haigh
Lord Emmon Frey
Ser Andrey Charlton
Lady Joyeuse Erenford
Ser Steve Erenfrord
Ser Leslyn Haigh
Lady Perriane Frey (esposa de Leslyn)
Ser Ock Haigh
Ser Hagrid Haigh
Lady Hermiony Haigh
Lady Gine Haigh

Lannister
Ser Kevan Lannister
Lady Dorna Lannister (esposa de Kevan, hija de la casa Swyft)
Ser Tygett Lannister
Lord Gerion Lannister
Ser Roff Lannister
Ser Olden Lannister
Ser Excel Banefort
Ser Wordess Banefort
Ser Pote Banefort
Lady Cercei Lannister
Ser Jaime Lannister
Lady Evangeline Banefort
Lord Tytos Brax
Ser Robert Brax
Ser Rupert Brax

Lorch (Vasallos Lannister)
Ser Lorent Lorch
Ser Amory Lorch
Ser Elton Lorch
Ser Rickmond Lorch

Mooton (vasallos Lannister)
Ser Myles Mooton
Ser Timoteo Mooton
Ser Geno Mooton

De MÁS Lejos

Pentos:
Illyrio Mopatis y comitiva

Braavos
Principe Mercante Eroossi y comitiva
Principe Mercante Treesi y comitiva

Lys
Principe Mercante Lisandro y comitiva

Tyrosh
Patricio Tyro y comitiva
Patricio Trydyo y comitiva

Volantis
Triado Ali y comitiva
Pincipe Jafar y comitiva
Visir Abú y comitiva

En menos de 1 mes el Westeros girará, y el Norte con Trono de la Tormenta sería su centro.

Charla de Bandar y Frank (antes de la batalla)


-Frank, ¿unas palabras?
-Sí, primo
-Tengo que pedirte un favor y sé que no te va a gustar.
-Hay muchas cosas que no me gustan y sin embargo pasan... ¿en qué te puedo ayudar?
-Necesito que en la batalla cuides al Rey. Te explico, al parecer se intentaría "algo" con el loco. Y no podemos dejar que se muera en Trono, sería el fin de la casa, nos mandarían a destruir de todo Poniente, los Stark nos soltarían la mano.
-Tiene a toda la guardia real con él, mi maestro Ser Barristan, sin mencionar a los Hightower y a los Lanister... incluido Tywin, no creo poder hacer mucha diferencia si me quedo... en cambio en la batalla sí se va a necesitar que esté ¿y si estoy protegiendo al rey y te pasa algo?
-Están todos los señores del Norte a mi lado. Pero vos podes proteger al Rey si alguno de los suyos decide darse vuelta.
-No voy a negar que podés tener razón, alguien planeó todo esto y si fue para matar al rey no quiero que se nos culpe... no por eso me gusta lo que me estás pidiendo... Proteger al rey no estaba en mis planes.
-A mí tampoco me cae bien ni lo que te estoy pidiendo ni ese pobre viejo. Lo cierto es que en los últimos días me di cuenta que es un pobre diablo, el tema es que le permiten todo. No sé quién está buscando limpiarlo, pero no quiero que lo hagan en nuestra tierra. Y necesito al mejor guerrero de todo Poniente para cuidarlo. Y a Selina con vos.
-Me gusta eso de mejor guerrero de todo Poniente... Si esa va a ser mi misión y dudo poder hacer que cambies de opinión, prefiero que no sea Selina la que me acompañe.
-Está bien, pero mantené a Whitewing activo con vos. En todo caso, también estarías en la fortaleza por si se mueven a tomarla, podrías cerrarla. No me extrañaría que tengamos infiltrados Locksley que nos quieran cagar una vez empezado el combate, y ahí tendrías a la caballería.
-Está bien... no es mi estilo quedarme atrás en una batalla pero supongo que no queda opción en este caso. Y espero que la batalla nunca llegue a mí y puedan frenar el avance en la muralla.
-Es la idea... y gracias. Y mantené en secreto a Kevan y a Lyanna, no quiero que se sepa nada de esto hasta que no termine toda la batalla y las comitivas se vayan. En todo caso, yo le explicaré a Rickard que la chica está bien. Que se vayan moviendo a distintos refugios en la ciudad.
-Sí, de eso se va a encargar Selina, como habíamos quedado. Los está moviendo a distintos lugares. Y es mejor que sea así, así nadie va a poder amenazar al Señor Stark con nada. Eso me recuerda... todavía no sabemos quién secuestró a Rowan, quizás también tengan algo que ver en todo esto y lo del tío sea todo parte del mismo plan.
-Probablemente, se me hace que van a actuar sí o sí, no creo que su plan resista el no actuar.
-Entonces habrá que estar atento... ¿alguna indicación para tratar con el viejo?
-Delira, llevalo por cualquier carril que pierde rápidamente el hilo de la conversación, hasta te diría que me divierte mucho hablar con él, es solo cuestión de que cuando se enfrasca con algo sacarlo por otro lado con algo parecido. Hablarle de números ayuda, explicarle de teorías mágicas locas de los números lo hace más fácil.
-Bueno, si hay alguien que ve cosas raras en Trono soy yo, así que supongo que le voy a caer bien, no puedo decir lo mismo por mi parte...
-Tranquilo. Yo también quiero que se vaya de una maldita vez, pero la diversión de Ser Barristan para organizarle un torneo a su protegido nos está saliendo carísimo.
-Lo sé, asumo que pensó que el rey no se iba a enterar, evidentemente no fue así...
-Ya está, acá hay mucha escoria política que va a tratar de ejecutar sus cosas y dejarnos sus muertos, así que tenemos que evitar que eso pase. Una vez que se vayan, que se maten.
-Está bien pero al igual que Luca me vas a deber una- Frank rió.
-Siempre le debo cosas a la gente.
-Ya se me va a ocurrir qué pedirte...
-Veremos. Todavía no te pedí nada por dejarte casarte con Selina y perder una perfecta boda política...
-No son lo mío las bodas políticas... pero tenés razón, te debo una, o varias, ya ni me acuerdo cuantas te debo...
-Entonces después discutimos lo que te debo. Por lo pronto, eso. Tenete la caballería a mano por si tenés que sacarla de sorpresa y arrasar oportunistas. Yo tengo una muralla que defender ¡Y mantené ocultos a los dos tórtolos!
Bandar empezó a caminar hacia la puerta.
-Despreocupate, dejamelo a mí.

lunes, 16 de abril de 2012

Ser Gawaine Lune




Era una noche oscura, una noche ciega entre las montañas de la luna donde el caballero Ser Jonothor Farring, un reconocido caballero del valle de Arryn, cabalgaba con su séquito en dirección al Eyrie. Fue en esa noche en que estos nobles caballeros fueron atacados por un grupo de bárbaros de las montañas, la batalla fue rápida y sangrienta, los bárbaros no tenían equipamiento ni organización, la suerte estaba echada. Sin embargo no fue el combate lo que trascendería de esa noche sino lo que pasó después de este, en el silencio mortecino tras el enfrentamiento un sonido distintivo podía escucharse detrás de algunas piedras, era el llanto de un niño, un bebé de no más de 3 años de edad. Ser Jonothor se acercó al niño y tras notar su procedencia salvaje, delatada por una marca en el brazo del muchacho, ordenó a sus hombres continuar con su camino. Fue en ese momento que Ser Terrance Lune (un caballero menor al mando de Ser Jonothor) se atrevió a levantar al niño, tras revisarlo unos segundos solicitó a su capitán el poder llevar al joven consigo. Pocos saben la razón de las palabras de Ser Terrance, quizás ese niño le hizo recordar a su hijo, el cual había fallecido a temprana edad; quizás una razón más oscura o más mundana yacían detrás de su lengua aquel día, pero al final de la conversación Ser Jonothor decidió que el niño estaría a cargo de Ser Terrance y que este debería disponer de él como mejor le parezca. Así fue que el joven Gawaine entró al mundo de Poniente.
Los años pasaron mientras que Ser Terrance criaba a Gawaine, si bien era una buena persona y Gawaine lo quería muchísimo, el caballero jamás adoptó el papel directo de “padre” ni tampoco permitía que el joven lo llamara de esa manera siempre comportándose más como un tutor, un maestro, más que como familia. Ante los ojos de Gawaine, su mentor era una figura noble, de sabias palabras y de infinita experiencia marcial. El niño se convirtió en muchacho y Ser Jonothor lo instruyó como un escudero para en algún momento tomar el puesto de su mentor como caballero del valle y espada sirviente de la casa Arryn. Duro trabajaba Gawaine para lograr las tareas que Jonothor le encomendaba, las cuales incluían subir y bajar varias veces las “escaleras” del Eyrie, esquivar golpes de espadas de madera, cargar con gran cantidad de equipamiento sin tropezarse, etc.

 
  
Jonothor

No fue hasta los 17 años que Gawaine vivió un combate real en carne propia cuando su señor Jonothor junto con otros caballeros empezaron a escoltar comerciantes y viajeros a través de las montañas de la luna. Era frecuente que algún que otro bárbaro se atreviera a levantar armas contra su grupo, su mentor y contra él. Los combates no solían demostrar mucho intelecto bélico detrás de ellos, pero la fuerza y fiereza con la que estos bárbaros atacaban hacían que hasta el mejor de los soldados vacilara en enfrentarlos. Fue en estos valles que la vida de Gawaine cambiaría rotundamente. Poco tiempo después de cumplidos los 19 años, escoltando una caravana, Gawaine junto con otros hombres enfrentaron un grupo particularmente grande de bárbaros. La batalla fue feroz y los caballeros no pudieron darse el lujo de subestimar al enemigo. En el momento culmine del enfrentamiento una silueta de gran estatura se mostró, parecía ser el líder de este ataque. Ser Jonothor y Gawaine se dispusieron a enfrentar al gran hombre mientras que el resto de los hombres escaramuceaban a sus alrededores. Las estocadas empezaron mientras que el bárbaro blandía un gran hacha la cual interceptaba sus golpes, poco a poco caballero y escudero fueron rodeando a su adversario, fue ahí que todo se complico. En una tirada de suerte Ser Jonothor no fue capaz de esquivar el golpe del hacha y se vio obligado a utilizar su escudo para bloquearlo lo que lo desplazó varios pasos hacia atrás, todo esto ocurrió al mismo tiempo en que Gawaine se aproximaba por detrás de su contendiente y en solo un abrir y cerrar de ojos el hacha del salvaje estaba en su flanco izquierdo impactando tan duro contra su escudo que le obligo a caer de rodillas en el lugar por el dolor y a soltar el escudo, ahora partido en varias piezas de madera algunas de las cuales yacían a sus bajo de él. Fue ahí que Gawaine pensó que todo había terminado, el hacha de aquel que lo había puesto de rodillas se elevaba sobre su cabeza, pero por algún motivo está se detuvo en el aire mientras que los ojos del salvaje mostraban sorpresa detrás de su casco adornado con cuernos. Gawaine no dudó en aprovechar este momento para enterrar su hoja en el estómago de su enemigo, en ese momento un grito de dolor escapó de la garganta de hombre y el resto de los bandidos empezaron a correr hacia las montañas donde no serían perseguidos. Justo cuando el médico de la caravana (o lo más parecido) procedía a vendarle el brazo a Gawaine uno de los prisioneros de esa batalla se sorprendió al ver su brazo y exclamó:
–Eres tú, tu padre te creía perdido, y ahora te has convertido en esto. Realmente una decepción.-
Esas palabras retumbaron en la mente de Gawaine, tanto que por durante varias noches tuvo sueños sobre sus combates, personas a las cuales no reconocía, montañas a la luz de la luna, los ojos del que lo hirió en el brazo, la imagen de Ser Jonothor, y otros recuerdos que emergían noche tras noche y que noche tras noche le impedía un sueño placentero. Al cuarto día del enfrentamiento Gawaine encaró a Ser Jonothor en privado. Él siempre entendió que ser Jonothor no era su padre, pero hasta hace 4 días no se había jamás interesado por su padre o su proveniencia. Ser Jonothor le contó la historia de cómo lo encontraron en las montañas abandonado por gente que había sido asesinada, no sin antes tener que haber sido indagado de manera exhaustiva por Gawaine y sus preguntas. En ese momento algo brotó en Gawaine, un sentimiento hacia los bárbaros que antes jamás había tenido, quizás piedad, quizás un sentido de familia arraigado muy profundo en él hace mucho tiempo. Cualquiera que fuere este sentimiento era muy cierto la idea que se le había puesto en la mente, conocer sus orígenes. Ser Jonothor trató de disuadir a Gawaine de cometer una locura, pero sabía lo obstinado que era el muchacho y que no había caso en convencerlo de lo contrario una vez que se proponía algo asique como última acción nombró al chico un caballero y le concedió un caballo, las cosas que el usaba en combate y un puñado de dragones, era un gesto casi honorario puesto que Ser Jonothor no esperaba que Gawaine fuera a sobrevivir un viaje el solo a las montañas. Con su dinero y su nuevo título Gawaine compró la libertad de los 3 prisioneros que habían capturado hace unos días y les ofreció el resto del dinero si le explicaban de que se trataba la marca y si lo guiaban hacia la tribu de ellos.
La marca, la marca era una forma de reconocer los linajes de los bárbaros, le explicaron los hombres. En el camino por las montañas los hombres le empezaron a explicar un poco de la vida de los bárbaros, no sin demostrar sorpresa y desconfianza ya que él era el primer hombre de tierras bajas que demostraba verdadero interés por su cultura. Al parecer los bárbaros no diferían mucho su sistema de “lideres” siendo un honor hereditario a menos que un nuevo hombre retara al líder actual y lo venciera en combate. Lo que si era diferente era todo el resto de su cultura, no había leyes per se, si había alguna disputa esta era solucionada por combate o por la opinión del resto de la tribu, donde la opinión del líder tenía un gran peso. Fue durante estas charlas que se enteró de lo que le cambiaría la forma de ver al mundo, el hombre al que había enfrentado hace casi una semana era su padre y el líder de su tribu, los “Toros de montaña”. Las pesadillas se incrementaron y la tranquilidad de espíritu que una vez había conseguido se perdió en los recuerdos del grito de su padre al morir por el acero de su hijo, acaso el destino era cruel, acaso estaba condenado para siempre? Estás eran las preguntas que estaban en su cabeza. 

 
Al llegar a donde la tribu se asentaba entendió la simplicidad de vida que llevaba esta gente, su gente. Criaban ganado de montaña, principalmente cabras, ovejas y toros y lo que no podían conseguir de eso lo conseguían de la tierra o del saqueo. Al llegar no fue bien recibido, la noticia de la muerte de “El Gran Toro” causaron un gran revuelo en la tribu pero no tanto como el que causó la noticia de que su hijo era el caballero que acompañaba a los recién llegados. Cualquier otra persona hubiera sido asesinada en el acto, pero Gawaine había cautivado a sus acompañantes durante el tiempo que estuvo junto con ellos. Ellos, como guerreros consumados y sobrevivientes a una captura por parte de los habitantes de las tierras bajas, tenían un enorme peso en las voces de la tribu y apoyaron a Gawaine por el derecho a liderar la tribu. Del otro bando estaba la hija de “El Gran Toro” una niña de no más de 16 años de edad la cual también tenía un gran número de seguidores. Toda esta situación le causaba gracia a Gawaine puesto que era muy parecida a una disputa entre nobles, solo que con insultos más explícitos y armas apuntando al pecho y no a la espalda. Para evitar un conflicto inútil Gawaine propuso el someterse a prueba, el debía demostrar que era uno de ellos antes de poder reclamar el derecho de linaje. Esta prueba parecía contentar a la gran mayoría de la gente y el resto era atraído por el carisma y la presencia naturales de Gawaine.
Varios años pasaron antes de que él fuera reconocido como líder de la tribu, pero mientras tanto él aprendió de sus costumbres, sus formas y hasta logró influir en muchas cosas. Aprendió a obtener lo que necesitaba y solo lo que necesitaba de las montañas que lo rodeaban. Aprendió que la vida de lujo que había visto de los nobles de las tierras bajas era un despropósito de los recursos. Enseño a la tribu a no saquear a menos que fuera totalmente necesario, les enseño tácticas de guerrillas que había aprendido con ser Jonothor, enseño también a no matar a menos que sea totalmente necesario, demostró que la piedad no es una debilidad sino una fortaleza, que era más valiente dejar vivir a un enemigo que podría llegar a hacerse más fuerte y proveer de un mejor reto. Aprendió las antiguas costumbres de los primeros hombre, de los viejos dioses e incluso llegó a dudar de cuál fe era la cierta. Enseño técnicas de trabajo a los hombres de las montañas y juntos trabajaron para crear nuevas técnicas, cultivar en canteros ahí donde la roca lo permitiera, tratar el cuero para mejorar su calidad, etc. Todo esto lo hacía mientras se esforzaba para demostrar ser un miembro útil a la tribu, y así evitar una muerte segura. Con su hermana siguiéndole los talones la gran parte del tiempo ambos empezaron a tenerse afecto, no pasó más de unos meses para que su hermana le dirigiera la palabra. Ella aún recordaba que había sido él quien había matado a su padre, pero la gente de las montañas no tenía necesidad de ser rencorosa, mucho menos si ese rencor no tenía un beneficio importante. Es hasta el día de hoy que él aún no sabe si ella lo perdonó del todo, pero si sabe que fue ella la que terminó de poner a todos de su lado y le entregó de esa manera el liderazgo unánime. Sin embargo una de las cosas más importantes que aprendió con sus hermanos y hermanas de tribu es el estilo de combate que hoy utiliza, una combinación de las técnicas de esquiva y escudo que Ser Jonothor le había enseñado y los movimientos acrobáticos que se aprenden al moverse por la montaña sin armadura o con atavíos livianos. Con ese estilo de combate es que los guerreros de su tribu armados solamente con escudo pudieron superar a varios guerreros de las tribus vecinas.

  
Meera
Sin embargo no todo era color de rosa, Gawaine a veces se perdía en la paz de una vida simple, pero en el fondo sabía que las tribus de las montañas estaban condenadas al olvido y la muerte tarde o temprano. No solo guerreaban entre ellas sino que también guerreaban con los caballeros del valle los cuales estaban definitivamente mejor preparados. Cada vez que recordaba eso la tristeza invadía su corazón y los ojos de su padre al morir volvían a inundar sus sueños y a impedir que sus noches sean placenteras. Si no había un cambio en todo esto su tribu, la gente que había llegado a apreciar y a querer por los últimos años, iba a desaparecer sin dejar rastro. Cada tanto volvía a vestirse como un caballero y bajaba a los pueblos cercanos para enterarse de las últimas novedades y comerciar para la tribu.
Es en los últimos viajes que se enteró que en el norte habían aparecido nuevamente los caminantes blancos. Él no sabía nada de ellos más allá de que eran un enemigo de leyendas. Y he ahí que una idea cayó en su mente, el norte era conocido por sus costumbres las cuales eran más parecidas a las de su tribu que cualquier otra región del sur. Quizás si lograba combatir a estos enemigos de leyenda, si lograba convertirse él mismo en leyenda, alguien podría apadrinarlo y hasta darle tierras con la suficiente libertad para que su pueblo pueda mudarse, estar en libertad y no tener que cambiar demasiado sus costumbres.

 
Al poco tiempo de eso, cuando festejó sus 23 años, la tribu lo reconoció como su líder y esa misma noche se reunió con sus guerreros más fieles entre los cuales se encontraba su hermana:
-los reuní acá porque tengo una idea.-
-habla Gran Toro, que es lo que idea tienes.- dijo su hermana haciendo una broma cariñosa de su nuevo título.
-creo que puedo tener una forma de evitar lo que ustedes ya saben que va a pasar.- dijo Gawain, primero sonriendo a su hermana, pero luego con un semblante serio frente al resto.
-podemos mantenernos Gran Toro, nuestros guerreros son mejores que los de las otras tribus y lo tenemos a usted, capaz de vencer a 100 de ellos.- dijo Agrom uno de los guerreros que acompaño a Gawain hasta la tribu hace ya varios años.
-jajaja, me tienes en muy alta estima Agrom, con suerte puedo contra los primeros 30 pero el resto ya me vería combatir cansado.- dijo mientras tomaba un sorbo de cerveza de la monataña (una mezcla de alcoholes y hierbas)-Pero hablando enserio, las tribus enemigas nos rodean y los caballeros del valles amenazan con lanzar una incursión seria a las montañas, no podremos hacer otra cosa más que huir a otra parte de las montañas y eso sería un circulo de nunca acabar.-
-y que planeas hacer, conseguirnos una casa noble.- dijo su hermana escupiendo para mostrar desprecio.
-esa es la idea básica sí. Quizás una casa sea extremadamente positivo pero aunque sea unas tierras que sean nuestras “por derecho” para que no nos molesten más.- ante estas palabras todos se quedaron sorprendidos, quizás la fama de ser “el Gran Toro” se le subió a la cabeza o quizás había bebido demasiado.
-estas tierras son nuestras por derecho, siempre estuvimos aquí y estas son nuestras montañas!.- dijo su hermana mientras golpeaba en el hombro a Agrom.
-si, son nuestras por derecho, pero no por “su derecho” y son ellos los que tienen los ejércitos y la comida. Si todas las tribus se unieran quizás sería una posibilidad, pero todos sabemos que eso no va a pasar ni siquiera si los viejos y los nuevos dioses juntos lo ordenaran. Mi idea es simple, el norte es un lugar muy parecido a aquí, aceptan bastante las “viejas costumbres”, nuestras costumbres. Y me enteré de que los caminantes blancos amenazan esa zona.- se interrumpió para humedecer sus labios con la cerveza- Si somos valientes y los dioses decretan que nuestra causa es justa entonces el destino nos develará la forma de conseguir lo que buscamos. Ya sea logrando ser vistos por algún noble al cual le sobren tierras o asentándonos en las tierras que queden abandonadas tras el Invierno.-
-Entonces vamos contigo.-dijo Agrom mientras tomaba su mazo
-No, los necesito aquí, y a ti también-miró a Meera (su hermana)-esto puede tomar tiempo o incluso no funcionar para nada. No podemos dejar nuestro territorio sin tener alguna garantía. Necesito que todos ustedes sigan protegiendo a la tribu de la manera impresionante en que lo han hecho hasta ahora. Necesito que obedezcan a Meera, pues ella me conoce y sabe cómo dirigir la tribu mucho mejor que yo. Yo me llevaré 5 guerreros para que me acompañen al norte, y no mantendremos en contacto.-

  
Agrom
El resto de lo que se dijo en la reunión eran balbuceos y cantos sobre victorias pasadas, conquistas futuras y suertes varias.
Al partir Meera abrazó con fuerza a Gawaine, lo cual sorprendió como pocas cosas al caballero puesto que era la primera vez que ella demostraba cariño de manera tan abierta.