Hablar con los árboles… Lythene hablaba con ellos, no debía ser tan difícil. Sería más fácil si creyera que hay dioses antiguos y que me pueden escuchar a través de los arcianos. Cuando lo conté a Rowan me había dicho que tenía que invitar a Luna a mi boda, que tenía que llamarla a través del árbol. Se decía que los “Hijos de los Árboles” podían comunicarse a través de ellos.
¿Por qué me costaba tanto creer si yo mismo había sido
testigo de poderes antiguos? Poderes que habitaban esta tierra incluso antes
que los Siete.
Había conocido a Luna en el lago. Ella tenía la tez
azabache,
y el pelo muy blanco, recuerdo claramente sus orejas terminadas en
punta. Había llegado allí con Withewing en un sueño. Había viajado hacia
un
bosque verde, virgen, un bosque en el medio de las montañas. No sabía a
quién
pertenecían esas tierras, posiblemente a los Stonehouse o a una casa
menor
Glover.
Me di cuenta de que para comunicarme tenía que mostrarle un
recuerdo, pero tenía que ser un recuerdo de Whitewing… era muy extraño, sino
fuera porque no había bebido esa noche seguramente hubiera creído que era por
los efectos del alcohol.
Trascribo aquí lo poco que recuerdo y lo que pude
interpretar de nuestra conversación:
Whitewing se posó a
los pies de un pequeño lago, vi su reflejo en el agua. Escuché unos ruidos
atrás (sí, parece que puedo controlar lo que hace Whitewing mientras
duermo si me lo propongo). Miré y vi un montículo de hojas que se movían por el
viento, pero no era el viento, parecían moverse de forma antinatural. Fue en ese
momento que escuché el cántico. Parecía una especie de rezo, pero no entendí
las palabras.
La canción, llegaba a
su fin y las montañas parecían cada vez más lejanas… Y la canción se perdió con
el viento…
El montículo de hojas
comenzó a desparramarse de forma extraña, quise mirar pero había veces que
Whitewing se daba cuenta que alguien tomaba el control y me lo hacía cada vez
más difícil… Escuché el ruido de una ramita al quebrarse, esa fue la primera vez que la vi.
El montón de hojas que
se movía era su ropa, tenía una capucha también, formada con esas mismas hojas.
“Brillante” era lo que
pensaba Whitewing de la piel de la niña, tenía un leve resplandor cuando le
brillaba la luna en el rostro. A Whitewing parecía gustarle ese brillo.
-¿Quién sos?
Supe que le decían
Luna, cuando miró a la Luna reflejarse en el estanque.
-Hola Luna, ¿qué hacés
sola en este lugar?
Se agachó y le
acarició el pico a Whitewing, a él no le gustaba que le hicieran eso, pero cuando
lo hizo ella no hizo nada. Whitewing se imaginó la Fortaleza en Altar, yo
estaba sentado en el comedor y él me veía a través de la ventana.
-Es mi casa, me llamo
Frank
Ella se llevó un dedo
al mentón y sonrió cuando se le ocurrió cómo decirme lo que quería comunicar.
Se sentó en una rama del arciano y señaló todo alrededor.
-¿La montaña es tu
casa?
Ella se acercó al agua
y bebió, tenía sed, se miró y luego miró a la Luna.
-Luna- y después
centrándome en mi cuervo- Él es mi amigo, Whitewing.
Ella puso cara de
duda, yo estaba consciente que allí ella no era la extraña, sino yo, que hablaba a
través de un cuervo… Vi una escena donde Whitewing me pedía permiso para comer,
primero supuse que ella tenía hambre, pero no era así, lo que quería era pedirme
permiso para ver.
-Tenés el permiso.
Ella tocó la cabeza de
Whitewing y me vi en la habitación, abrazado a Selina. Estábamos tapados con
las sábanas pero cuando vio eso salió enseguida.
-Ella es Selina, mi
prometida.
Luna sonrió algo
avergonzada.
-¿Vivís sola aquí?
Ella negó con la
cabeza.
-¿Vivís con tus
padres?
Miró hacia un
punto negro a lo lejos, parecía alguien que estaba pescando, podía ser
su padre, o podía ser solo casualidad que hubiera alguien allí.
-¿Puedo venir un día a
visitarte? ¿Como Frank?
Se quedó pensativa.
Suspiró y negó con la cabeza. Vi un permiso de viaje que me habían dado para
recorrer las tierras del sur cuando todavía era un caballero errante.
-¿No puedo pasar sin
un permiso?
Asintió. Me mostró una
imagen de un guardia y un lobo.
-Tendré que pedir
permiso a los Stark…
Ella asintió. Vi una
imagen de Anthony buscándome en Altar. Me estaba preguntando si podía venir
ella.
-Si puedes venir a
visitarme ven, me gustaría mucho.
Al día siguiente
cuando desperté le conté mi “sueño” a Selina, ella me dijo que la descripción
de Luna parecía la misma descripción que le daban a los “Hijos del Bosque”.
“Luna, si estás ahí, quiero invitarte a mi boda”. Tenía que
pensar en un recuerdo, recordé la boda de Ser Jorah, y casi al instante la
imagen de Lythene volvió a mi mente, estaba tan hermosa, su vestido blanco, la
tiara que adornaba su brillante pelo rubio… Estaba feliz, su sonrisa iluminaba todo
el salón… “Esto es una boda Luna” miré hacia el cielo y traté de imaginar la
luna en el punto que estaría cuando Selina y yo nos casáramos “Es en ese
momento cuando tienes que venir si quieres verlo”.
Por un momento me sentí triste, pero después recordé la sonrisa de
Selina, y volví a ser yo. Gracias a ella podía volver a ser yo.
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