“Vi al
Rey, matar a al Rey.
Vi a la
Sangre del Dragón, sentenciar a la Sangre del Dragón.
Vi como
los fieles observaron y no hicieron nada.
Nada
para ayudar.
El Rey
mato a su padre y todo Poniente alaba al nuevo soberano.
La
sangre de Aerys corrió por las tierras del Norte y la corona espera a Raeghar
en Desembarco del Rey.
Suficiente.”-
se dijo la chica, mientras en una nube lejana, Cercei le hablaba y Jaime reía.
“Eh,
no… ahora no”- contesto a una frase que le pareció oír y se marcho, abandonando
a los gemelos para que se lamieran sus heridas.
Vago
por la fortaleza, buscaba a alguien, no sabia bien a quien, pero lo encontró
sentado en la cocina, observando a los niños jugar.
Se
sentó a su lado y hablaron de muchas cosas, cosas importantes y de los niños,
sobretodo de los chiquillos que hace unas horas estaban debidamente aceitados
para la hoguera.
Sintió
forjarse un lazo y apoyo la cabeza en su hombro.
Allí
estaban, el nuevo padre primerizo de cuatro y la nueva solterona de Poniente,
ahogando la noche anterior con risas y juegos de infantes.
Llego
la Señora de los Bosques, reclamando su puesto en los brazos del hombre, y sin
saberlo, en los corazones de los pequeños.
No
había lugar allí para Rowan, no obstante, ellos compartían una visión de traición
y llamas negras.
Ahora
eran amigos.
Los
tres fueron a buscar al Señor de la Casa, tenían que informarle que la familia
era más grande lo que todos imaginaban.
Lo
encontraron trabajando, como siempre, pero la Guerra Blanca le había sacado
arrugas alrededor de los ojos y pintado golpes en la piel, así como en el alma.
No
festejo, no se enojo, simplemente acepto los hechos y le deseo a su primo buena
suerte con el nuevo Rey Dragón. Era él al fin y al cabo, quien le otorgaría o
no, el permiso para darles el apellido “Blackstorm” a la nueva generación.
☼
“Frank
es oficialmente padre.
Dos
chicas, dos chicos y ningún parto.
Si esto
sigue así, Selina mantendrá su figura por siempre”- pensó con dulzura la joven,
mientras bajaba las escaleras.
Había
visitado el arciano con la esperanza de ordenas sus ideas y poder encaminar su
vida, como todo el mundo parecía hacer menos ella. Pero los dioses complotaban
para que se confundiera más y más, y así fue como termino visitando a Lyanna
Stark.
“Ojos
de enamorada, una estatua viviente y un pato atolondrado”- repaso mentalmente
la vista.
“Delicadeza,
firmeza y torpeza”- enumero, al tiempo que entablaba una conversación trivial
con los tres adolescentes presentes.
“Belleza,
frialdad y tozudez.
¿Cómo
has podido Lyanna? ¿Cómo te has enamorado en tan poco tiempo?
Llevo
dos años aquí y recién hace unos meses me salto la duda de si él podía ser algo
más, que un compañero de juventud.
Es
inconciente, temerario y… demasiado orgulloso como para pedir ayuda”.
Imitando
una sonrisa, le sirvió vino a Kevan, lo ayudo a beberlo e inevitablemente,
mancho su ropa, un asunto muy lamentable, que debía ser resulto de inmediato.
Rowan
arrastro a Kevan corredor por corredor, hasta encontrar un lugar seguro para
despedirse.
“Es lo
mejor, para mi, para él y sobretodo, para ella”- se aseguro.
Intento
explicárselo antes y después de besarlo, aunque el jovencito puso especialmente
atención en el beso y olvido todo lo demás.
El tira
y afloje los llevo al piso y a una discusión poco afortunada…
“¿En
qué piensas? ¿Piensas? ¿Te vas conmigo o te quedas con Lyanna?
¿Somos
parecidas como dices?
Existe
la posibilidad de que te pida demasiado, no lo niego, pero no estoy en posición
de pedir menos, y en el fondo, tampoco quiero”.
- Tengo
que pensarlo- contesto el Ser a la pregunta más importante y por supuesto, fue
respuesta suficiente.
Demasiadas
humillaciones para un felino herido.
Rowan
murmuro dos o tres estupideces y con un beso en la frente, se saco la espina
del corazón.
Se
marcho con el rostro encendido, las lagrimas al borde de sus parpados y su
escolta, asumiendo la más amarga de las derrotas.
☼
“Las
niñas grandes no lloran. Las niñas grandes no lloran.
Ya
paso, no me duele.
Estoy
bien, puedo con esto.
Hay
cosas más importantes que resolver, esto es daño colateral. El punto aquí era
conseguir marido, nada más”- Se limpio los ojos con un delicado pañuelito,
antes que los ríos desbocados del dolor, mandaran el disfraz de compostura al
traste.
“Veamos,
¿Qué hice mal al buscar pretendiente?
Sus
costumbres son muy diferentes a las mías, por lo tanto, nada de norteños, me
centrare en los sureños.
En
preferencia, nada de Tyrells, los Baratheon son… bueno… bastante peculiares,
los Arryns estan con los Starks y los Tully estan demasiado cerca de los Freys.
Quedan
los Lannister y los dornienses… que me secuestraron y se llevaron a mi tío.
Será mi
familia cercana, entonces”- razono, mientras deshacía los caminos que la habían
dejado en uno de los corredores menos transitados del castillo.
“Si me
voy con papá a Lannisport, quizás no regrese, así que tiene que ser alguno de
los señores que este aquí”
Realizo
un simple calculo mental, lo repaso, lo repaso minuciosamente de nuevo y se
paro en seco, a metros de la ultima puerta que había traspasado.
La
respuesta esta ahí, no le gustaba, y sin embargo, tenía que hacerse.
Se
volvió hacia su acompañante, sin míralo. Si se enfrentaba a sus ojos, las
palabras se evaporarían antes de salir de su boca.
-¿Ser…
me haría el favor de casarse conmigo?
Una
vocecita interior le susurro demasiado tarde, que era muy posible que este
hombre con sus años, ya estuviera casado y fuera padre de por lo menos, cinco
niños.
El
corazón se le achico dos centímetros más porque eso significaba que otra vez,
ella seria el centro de las risas.
Y aún
así, tenia que ser ella la que se disculpara.
Abrió
la boca para justificarse y la formal disculpa se perdió en los labios del
caballero que se había tomado de besarla.
-Supongo
que eso es un “sí” – atino a decir cuando Ser Ector la soltó- Hay que
informarle a papá.
☼
El león
no ayudo mucho a aliviar su pena.
Las
frías pupilas de Kevan Lannister, estudiaron hasta el hartazgo a la pareja, y
su ingenio no se privo de hacer las preguntas pertinentes al caso, como de
inventar más para sondear a su hija.
El
padre estaba desilusionado y la chica lo sabía. Era de esperarse, cualquier
padre lo estaría.
“Lo
siento papá, mi libertad es el único sueño que me queda, no renunciare”
Salio
del despacho para buscar refugio y darle rienda suelta a la desesperación, pero
en guardia como siempre, estaba su futuro esposo, aguardándola.
Le
resumió la negociación:- La dote será poca. Estamos en deuda. Ojala…
No
comprendía su reacción, ¿por qué estaba besándola?, ¡iban a ser pobres!
¿No se
casaba él para aumentar sus recursos? Y ya que estaban, ¿cuáles eran sus
recursos?
Se
alejo de sus brazos y se dirigió a la sala de costura, tenia que estar sola
para pensar.
No
escucho pasos tras ella y aún así, sabia que su guardia la seguía.
“Sigiloso
como un buen Lannister.
Y
seguramente también un pozo bien hondo y obscuro de secretos.
¿Quién
eres Ser? Además del soldado silencioso que ha cumplido a rajatabla mis
mandatos.
¿Es por
eso que te casas conmigo? ¿Crees que te di una orden? Debo aclarar esa cuestión
cuanto antes, nadie debe sufrir más que yo, en mi batalla con las `buenas
costumbres´”.
Cruzo
la puerta de la sala de costura y en ese pequeño mundo femenino la estaba
esperando su antigua vida.
Moños,
diseños de futuros vestidos, telas que le había regalado Cercei, una camisa de
Jaime a remendar, un pañuelo bordado con la flor Tyrell y un costurero con la
forma de un león dormido.
“¿Lyanna
se parece a mi? ¿Ella también vio morir a un Rey?
¿La
habrán rechazado tanto como a mí? ¿Fingirá ser quien no es? ¿Lord Stark pensara
que su hija es un desastre? ¿Le gustaran los niños más allá de Ser Kevan?”
Acaricio
y abrazo cada “tesoro” que descubrió en el costurero.
“Rojo y
dorado, león,
Rojo y
dorado, Lanza del Sol.
Serán
los colores de mi boda en una diminuta capilla.
Nada de
los grandes septos de Desembarco del Rey.
Nada de
grandes Señores felicitándome y grandes Señoras ofreciéndome a sus retoños como
dama de compañía.
Hasta
tengo que pedirle a papá que traiga a un septo… mejor la parejita, un septo y
una septa, para que se queden a velar por las almas del Norte.
¿Será
Ser Ector religioso?”
Prendió
el hogar con bastante dificultad y vio crepitar a la flor del Dominio entre las
llamas.
“Las
niñas grandes no lloran.
Las
niñas grandes no lloran.
Los
cuentos de hadas no existen y los príncipes son todos sapos.
Sapos
asesinos que matan a su propia sangre.
Los
príncipes son como la hierva maligna, que te envenena el alma y se va con otra.
¿Para
qué rayos quiero un príncipe, pues?”.
Rowan sabía
muy bien la respuesta, sin embargo, el amor nunca era REALMENTE parte del plan
de vida de su Casa.
Se
vivía por familia, lo demás era puramente decorativo.
Reunió
fuerzas y le cerró las puertas a “lo que pudo ser”.
De este
lado, en silencio perpetuo y brillante armadura, el Capitán de su Guardia la
observaba expectante.
“¿Por
qué mi felicidad pasa por una herida sangrante y dormir con un desconocido?
¿Maktub?
Seguramente…Al fin y al cabo, la suerte esta
echada"
-Por favor, Ser, acompáñeme a nuestra casa (“nunca
un hogar”) para que le informe del funcionamiento de la misma.
“No se puede evitar que al llegar el día, el Sol
salga… como tampoco que al levantarse la luna, el Sol caiga”.
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