lunes, 16 de abril de 2012

Trueno

-Deberás encontrar un nombre para ella, un nombre adecuado.
La espada no era pesada para mí, pero seguramente a alguien sin mi fuerza y contextura le hubiera sido difícil levantarla. El mango era simple, de madera, con el grabado de la flor de los Tyrell desgastado por tanto uso.
-Maestro pero esta es su espada... no puedo aceptarla.
-La aceptarás. Además no iba a ser mía por mucho tiempo más- Estaba dolorido, la herida de la última batalla le hacía rechinar los dientes cuando hablaba- iba a cambiar el mango por otro, iba a pedir que le tallaran un rayo, pero tendrás que hacerlo tú. Y además no tuve hijos, ¿a quién quieres que se la deje? mi único hijo fuiste tú.
Lo miré, no podía aceptarlo, no podía aceptar que los Siete se lo llevaran… Él había sido al único que reconocí como padre,  me había entrenado, me había criado, me había enseñado todo lo que sabía…
-Gracias maestro, la cuidaré hasta que usted se recupere.
-Ya hablé con Ser Barristan, él terminará tu entrenamiento y te nombrará caballero.
-Quiero que lo haga usted maestro.
-No podré hacerlo Frank, tendrás que aceptarlo… ¿Entonces? ¿Cuál será el nombre de la espada?
-¿Nunca tuvo nombre hasta ahora?
-No, nunca lo tuvo.
-Entonces la llamaré “Trueno” ¿qué le parece?
-Es el nombre perfecto. Algún día tendrás que volver al Norte Frank, quizás tu familia te necesite.
-Me pregunto si Luka ya será el señor de la casa. Desde que me fui de allí no tuve más noticias de ellos…
-Luka… por lo que escuché el que asumió el Trono de su padre fue Bandar.
-¿Bandar? ¿Qué pasó con Luka?
-Dicen que decidió convertirse en maestre…
-¿Cómo sabe todo esto maestro?
-Porque lo averigüé tonto… Tu primo necesitará ayuda, deberás volver.
-Pero yo vivo ahora en la tierra de los Frey, Lythene es mi familia ahora y voy a tener un hijo.
-Lo sé, lo sé… pero deberás volver algún día.
“Quizás mi maestro sabía lo que iba a encontrar al volver a casa, quizás lo sabía y no tuvo el valor de decírmelo… nunca lo sabré”

*****

Otra vez me habían asignado la misma habitación que la vez pasada. Ahora abajo parecía haber más movimiento, creo que los trabajos de Bandar estaban empezando a hacer efecto en los habitantes de las tierras de Stonehouse.
Estaba acostado en la cama, solo tenía puesto unos pantalones cómodos y nada más. No hacía frío, el fuego ardía en la chimenea.
Selina estaba feliz, ya había cambiado unas diez veces de idea de lo que quería para su vestido de boda.
-No preferís que te ayude Rowan, ella sabe de esas cosas…
-¿Y tener una boda Lanisteril?, ni loca, quiero una boda a lo Frank y Selina... ¡o mejor!, a lo Selina y Frank.
-¿Y cómo sería eso?
-No sé, nunca me casé, pero tiene que ser algo solo nuestro
-Supongo que será poca gente entonces. Me parece bien. Eso sí, yo creo en los siete dioses, así que tendrá que casarnos un septón.
-Está bien, yo también creo en eso. Bueno... creo en eso desde ahora, así que me tenés que explicar cómo es
-Puedo enseñarte sobre ellos
Se sentó al lado mío en la cama y me dijo:
-Contame
-Bueno, los siete dioses son La Madre, El Padre, La bella Doncella, el Herrero, el Desconocido, El guerrero y la Vieja Mujer…
Le conté un poco sobre cada uno, eso me hizo acordar a Antony, le había explicado hace poco sobre los siete dioses… me pregunté si estaría bien en Altar… esperaba que Bandar no se demorara mucho aquí…
-Lamentablemente vos conociste primero las versiones corruptas de ellos... Como los llama Bandar, las burlas de los siete dioses
-mmhh ¿y que significa eso?
-Que ahora vas a conocer a los que valen la pena, no a esas burdas copias
-O sea, había un guerrero, es al único que vi
-Es cierto, quizás no todos lo hayan visto como yo
-¿Que viste?- me miró.
-Que cada uno de los caminantes blancos es la versión corrupta de un dios, por eso sé que son siete- pero no quería hablar de eso ahora, así que volví al tema anterior- ¿Entonces no querés que te ayuden con el vestido? Yo no soy bueno en eso...
-Por supuesto que quiero que me ayuden, quiero que vos me ayudes... quiero que me ayudes a elegirlo, no me importa como sea, solo que nos guste a los dos, que me ayudes a ponérmelo y después que me ayudes a sacármelo.... bueno eso si me lo querés sacar...
Me reí
-Eso va a ser después de que nos casemos y me voy a encargar de sacártelo, pero antes hay que cocerlo y eso sí que no sé hacerlo y dudo que vos sepas coser…
-Bueno sí... alguien lo va a tener que coser…
-Podríamos elegir la tela entre los dos, y pedirle a Mailén y a Rowan que lo cosan. Quiero que te hagan el vestido especialmente no quiero comprarlo en una tienda.
-¿Vos que te vas a poner?
-Mmmm ¿debería hacerme un traje también? ¿qué te gustaría?
-ay Frank, vos sos mi caballero... ¡tenés que estar en brillante armadura!- y me dio un golpecito en la cabeza.
-¿Con mi armadura de siempre? Podría mandar a hacerme otra...
-¿Una bien brillante y linda?- se recostó sobre mi pecho- aparte tiene que ser más fácil de sacar... digo... quiero una noche de bodas... no una media mañana....
Me volví a reír mientras le acariciaba el pelo.
-Voy a mandar a hacer una armadura especialmente entonces
-Nunca pensé estar pensando en mi boda... creía que nunca nadie iba a querer casarse conmigo...
-Bueno yo nunca pensé que me iba a casar de nuevo. Y no veo por qué alguien no iba a querer casarse con vos.
-Siempre pensé que me iban a terminar casando con un viejo con plata que solo le importara mi posición...
-Bueno, yo soy algo viejo y tengo la plata de la joya que vendí... aunque no me pagó mucho Percival...
Selina me besó y me dijo:
-Vos no sos viejo, no seas tonto...
La volví a besar.
-Bueno, solo te llevo once años... dijeron que cinco era mucho…
Me reí.
-Que saben esos...- dijo acurrucándose en mi hombro- esa nena Lanister no sabe ni lavarse el culo ella, ¿y le prestás atención en eso? ¿ves que no te puedo dejar solo con ella?
Me volví a reír y después le dije serio:
-No me importa la edad. Lamento que ella no pueda ser capaz de entenderlo... es triste
-No creo que sepa lo que se siente estar segura entre los brazos de...
Me miró y se puso roja, eso me gustaba bastante, así que la miré esperando que siguiera. 
-Entre lo brazos de su hombre............ si lo supiera no hablaría de esas boludeces como la edad.
La tomé de la barbilla y la miré a los ojos.
-Te amo Selina
-Te amo
Me daba mucha ternura que se pusiera colorada. Ella se quedó mirándome a los ojos y yo la volvía a besar tiernamente.
-Y por eso tengo tanto miedo... por eso no te pedí que te casaras conmigo antes, y me cuesta admitirlo, tengo miedo de que te pase algo.
Ella me acarició la cara.
-No sos el único... casi me muero cuando desapareciste en la batalla... pero yo voy a vivir para cuidarte...
Eso no podía saberlo, pero no le dije nada y la volví a besar.
-Perdón por eso
-¿Por qué?
-Por haberme ido así
-ah... te perdono- dijo apretándose más contra mí- pensé que pedías perdón por necesitar que te cuide... y eso es algo que me gusta…- dijo acariciándome la barba.
-Bastante me cuidás ya... hay algo que te quería decir el día que te abracé... cuando había terminado la batalla en Trono… Gracias.
Me miró sorprendida.
-Gracias por cuidarme, por estar conmigo las noches que todavía me desmayaba por el alcohol... Por escucharme cuando te conté lo que me había pasado... Por estar conmigo a pesar de las veces que me puse mal por eso y no quejarte ni una sola vez
-No seas tonto ¡no me des las gracias por eso! ¡sino no terminaría nunca de darte las gracias yo!
-Te doy las gracias porque quiero hacerlo. Y porque así lo siento. Vos me sacaste de donde estaba antes de conocerte, y te lo aseguro, no era un lindo lugar... Todo lo que tengas que agradecerme a mí, no puede compararse a eso.
-No puedo creer que me hagas una novia y esposa, con eso me das más que la gracias
-Es lo menos que puedo hacer por vos para agradecerte, darte el apellido de nuestra familia, y un hogar.
-Ya me diste un hogar... y una familia... el apellido no me importa. Lo que me importa es que voy a ser tu mujer, que ya soy, que vamos a compartir el lecho, que ya lo hacemos, y que vamos a comer y vivir juntos... eso lo hacemos sin casarnos... pero ahora... cuando seas mi esposo vas a ser solo mío, y de nadie más.
-Que Bandar no te escuche decir que no te importa el apellido- me reí un poco, pero después otra vez serio le dije- Y ya soy solo tuyo y de nadie más.
-¿Sabes...?, tenía miedo de que te casen con una noble... eso me daba miedo de verdad cada vez que lo decían...
-Bandar no lo iba a hacer, solo bromeaba, como varias otras bromas que hace. Si hubiera querido obligarme lo hubiera hecho antes.
-Hay bromas que duelen...
-No lo hizo con intención. Sabe lo difícil que es eso para mí, y lo hace para molestarme, creo que se sorprendió cuando le dije que me iba a casar, pero me dio su aprobación. Lo que no sabe es que sin su aprobación lo hubiera hecho igual.

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