sábado, 16 de junio de 2012

Familia



Anthony iba adelante como siempre, Donovan sin embargo estaba atrás de su hermana. Iba mirando todo sorprendido, y yo los iba mirando a ellos, ya conocía la ciudad, había vivido allí por más de seis años, y sin embargo, ellos eran mis hijos y no los conocía… me los habían quitado once años de sus vidas, iba a tener que recuperar el tiempo perdido de alguna forma…
Anthony intentó hacer que Donovan fuera más rápido pero sin demasiado éxito, él se frenaba a ver  todo. Anthony se adelantó solo así que le dije:
-Anthony no vayas tan rápido o te vas a perder
-Está bieeeeennnn
Quería llevarlos al parque pero recordé que en esa zona había pasado la batalla, no iba a ser algo bueno para ver, así que fuimos al puerto.
Katherine también iba mirando todo, pero parecía más acostumbrada que Donovan.
-¿Te gusta la ciudad Katherine?
-¡¡Sí!! Antes no me dejaban salir de la fortaleza
-¿No? Pero parece que a vos no te sorprende tanto como a Donovan
-Es que a él no lo dejaban salir de la celda
-¿Vivía en una celda? ¿Lo tenían prisionero?
-Sí
¡Ese infeliz, lo había mantenido encerrado en una celda!
-¿Había hecho algo malo?- le pregunté.
-Es como yo... pero Lucias decía que peor...
-¿Como vos? ¿Y cómo sos vos?
-Era una Flower, los bastardos
Suspiré.
-Ustedes no son bastardos, son hijos míos y de Lythene
-Por eso dije era una Flower
Le sonreí. Tenía que empezar a aprender algunas cosas, que los hubieran criado así no significaba que fueran tontos ni mucho menos.
-Sí... y yo me tenía que ver tan linda como una...- dijo Donovan.
-Querrás decir lindo, y no te veías muy lindo con un vestido debo decir... Pero vamos a solucionar eso hoy…
-¿Otros colores?
-Claro que no, no vas a usar vestidos de niña, un Blackstorm no usa vestidos. Vamos a comprarte ropa dignas de un hombre Blackstorm.
-Está bien
Fuimos al puerto, ver sus caritas de asombro al ver el mar… Lythene, ella se parece tanto a ti… Yo no miré el mar, ya lo conocía, me quedé mirándolos a ellos. Me sentía bastante raro allí, con ellos, ser padre de dos niños de once años de repente, pero no me disgustaba la situación.
Bajaron a tocar el agua, yo los seguí, Katherine me dijo:
-Está muy fría
Y si hubiera tenido el poder para calentarla lo hubiera hecho sin pensarlo.
-Sí, el agua del mar en el norte es muy fría, pero cuando volvamos a casa habrá un baño de agua caliente esperando. Pero todavía nos falta recorrer mucho antes de regresar.
-¿A dónde vamos papa?- le preguntó Anthony- él me había preguntado si podía llamarme así y cómo podía negárselo…
-Creo que es hora de ir a comprar juguetes ¿qué dicen?
-siiii- dijeron a coro Donovan y Anthony.
-Bueno, entonces vamos.
Le pregunté a Selina:
-¿Querés que la lleve yo un rato?
-Está bien- dijo algo reticente a entregármela- pero tene cuidado...
-Ya sé que no estoy acostumbrado a llevar a un bebé pero creo que puedo hacerlo sin problemas
Le sonreí y la besé.
-¿Y vos vas a querer una muñeca?- le preguntó Selina a Katherine.
-Yo quiero una espada- le respondió.
Me empecé a reír hasta que Donovan preguntó:
-¿Y yo puedo tener una muñeca también?
Anthony lo miró muy raro, yo pensé que me hubiera gustado revivir a Lucias para matarlo personalmente…
-¿Que....? ...nunca tuve juguetes… ¿no puedo tener dos cosas..?
-Claro que no tendrás una muñeca, esos son juguetes de niña. Creo que un tiempo o voy a dejar que juegues con Milwyn y Aywin...
Esas dos niñas se iban a divertir con él como si fuera su propia muñeca…
-Vamos a comprarte muchos juguetes, pero muñecas no- afirmé.
-Ah bueno, ¿y que hay además de espadas y muñecas?
-Será mejor que lo averigües por vos mismo, vamos
Fuimos al mercado, sabía que no había jugueteros en la ciudad pero sí varios artesanos que vendían juguetes, caballos de madera, casitas, muñecas, soldados de madera… Jamás me había detenido a mirar siquiera pero sabía que allí estaban.
Anthony miraba las espadas, los mazos y otras armas de juguete, Katherine solo agarró una muñeca y Donovan tenía un dilema ya que quería todo lo que veía…
-Parece que vamos a llevar la muñeca- le dije al vendedor y él asintió.
Donovan agarraba todo y lo miraba, sin decidirse por nada.
Anthony probó varias espadas hasta elegir una, me di cuenta de que entre todas las que había era una de las mejores para usarlas en el entrenamiento. Donovan sin embargo miraba las que eran más de decoración.
-¿Anthony ya elegiste?
-¡Sí! ¡Esta!
-Bueno, hay que agregar la espada- miré al vendedor.
Selina había agarrado una sonaja y Catelyn la miraba fascinada.
-Creo que a Catelyn le gusta lo que elegiste vos, vamos a tener un problema... No hay dos
Me reí y Selina sonrió. Catelyn me tiró de la barba.
-No no no hagas eso...
Catelyn ahora estaba fascinada por mi barba. La tiraba y se reía.
-Voy a necesitar ayuda acá...- y la miré a Selina.
Selina se estiró para agarrarla mientras se reía.
-Parece que le gustan las cosas que brillan- dijo entre risas mirando mi barba desalineada.
-Me vas a tener que ayudar a cortarme la barba... o alguien lo va a hacer por vos pero arrancándola.
Selina se rió aún más.
-Qué bueno que encontrara una profesión de tan joven.
Cuando Catelyn me soltó volví con Donovan, que seguía todavía indeciso.
-A ver si te puedo ayudar con eso.
-Bueno...
Agarré la espada que estaba mirando y me alejé un poco para blandirla.
-Es un poco liviana para entrenar…- le dije.
Muchas veces mi maestro me enseñaba así, me permitía aprender por mi cuenta, así que esperé a que Donovan hiciera memoria entre todas las espadas que había probado si había una más pesada.
-Esa me gusta, y esa, y esa y esa, y esta y esa y esa
Me marcó todas una por una.
-Bueno, pero vas a tener que elegir una…- le dije.
Solté la espada que estaba probando y agarré otra de las que sí podían servir para entrenar. Donovan agarró de nuevo la espada que yo había dejado y dijo:
-¡No ya sé! Esta ¡está quiero!
-Donovan vení te quiero mostrar algo- le dije.
Le tendí la mano para que me diera la espada y tomé las dos. Me arrodillé junto a él y le dije:
-Mirá esta espada, el tipo de madera, es mucho más frágil que esta. Con suerte esta espada va a aguantar dos golpes antes de quebrarse.
Él me miró prestando mucha atención y asintió.
-Esta, sin embargo, es de madera más resistente, no tiene tantos nudos como la otra- le marqué las diferencias para que las viera- Además hay otra cosa que tenés que prestar atención. El tamaño de tu mano y el tamaño del mango, y por último tenés que sentirte cómodo con la espada. La espada y el caballero que la porta tienen que ser uno, la espada es una extensión más de tu brazo- le di la espada buena para que la agarrara- Esto es ahora tu brazo- y le marqué toda la extensión del brazo incluida la espada.
Asintió y la probó, se notaba que nunca había tenido una espada en la mano.
-Pero quiero esa...- dijo señalando la primera. Pensé que todo lo que había dicho era en vano, pero tenía que tener paciencia.
-¿Qué te gusta de esta?- le pregunté.
-Es la primera que papá probó para mí...
No existen palabras para explicar lo que sentí en ese momento, era una felicidad que pocas veces había sentido…
-Bueno, entonces llevaremos esta, para que la uses en el entrenamiento, y esta como recuerdo de tu primera lección para convertirte en caballero ¿Qué te parece?
Asintió muy rápido.
-Siii por favor- dijo abrazándome.
Yo también lo abracé y me quedé así un rato con él.
-Bueno, ahora solo falta que Kath elija la suya- y la miré pero ella no me respondió- ¿No querías una espada?
-Comprale más cosas a Don- dijo negando con la cabeza - él no tuvo juguetes.
Me acerqué a ella y me arrodillé a su lado.
-Sos muy buena, y por eso te voy a regalar una espada, quiero que los dos tengan lo que quieran. No quiero que se priven de nada. Además, vas a necesitar una para cuando empecemos a entrenar.
Asiente y me señaló la espada más grande y ornamentada.
-Quiero esa.
-Es muy bonita, pero no vas a poder sostenerla al principio porque es muy pesada, así que también vamos a llevar otra hasta que puedas con esa.
Busqué una espada de entrenamiento que ella pudiera usar y le pregunté:
-¿Te parece bien esta?
Ella asintió. Me miró con esos ojos celestes, iguales a los de su madre y que me trasmitían la misma paz. Le sonreí y me acerqué para darle un beso en la frente.
Ella me dio un beso también y después de unos segundos de quedarme petrificado por la sorpresa, me incorporé y le acaricié el pelo.
-¿Anthony vos querés algo más?- le pregunté.
-mmmhhh no, estoy bien
-Bueno creo que por hoy eso es todo- le dije al vendedor
-Son 260 peniques.
Le dejé el doble de lo que valía todo, era muy poco por haber hecho esos objetos que hicieron felices a mis hijos.
Fuimos al parque que quedaba cerca de la Fortaleza seguramente era el único que quedaba que no había sido afectado por la batalla.
-Agradezco que Luca me dijo que tenía que hacerme una casa grande
Me reí y por primera vez, después de varios meses agitados, me senté a descansar, sin pensar en nada, solo mirando como Donovan y Anthony corrían por el parque, mirando a Selina jugar con Catelyn y disfrutando de la vista que me daba mi hermosa Katherine.
-¿Te gustan las montañas Katherine?
-Sí
-Nuestra casa está en medio de las montañas, muy alto. Hay que caminar mucho para llegar desde el pueblo, pero la vista desde allí me gustó desde la primera vez…
-Debe ser muy lindo, ¿cuándo vamos a ir ahí?
-Será pronto, primero quiero que conozcan a su tío y tía, y a sus primos. Ustedes tienen cinco primos, hijos de Bandar y Mildred. Milwyn y Aiwin son dos gemelas, tienen ocho años. Christopher es el heredero de la casa y todavía es un bebé, tiene casi dos años. Y tienen dos primitos más de un año que también son gemelos Nathaniel y Beatrix.
-Que familia grande, ¿tenemos que servirles?
-Claro que no, ellos son nuestra familia. Ya no vas a tener que servir a nadie, solo vas a tener que preocuparte por jugar, divertirte y estudiar. Podés ayudar también con las tareas de la casa, pero solo las que quieras hacer y que te gusten. ¿Te gusta cocinar?
-Nunca cociné.
-Quizás te guste, a tu mamá le gustaba. Anthony y yo cocinamos a veces, y Selina también, cocina muy bien. Selina y yo te podemos enseñar si querés.
-¿Vos sabes cocinar?
-Sí, no es mi mejor cualidad, pero cocino
-¿Y cuál es?
-Eso no estaría bien que lo diga yo, espero que con el tiempo me conozcas y puedas descubrirlas- le sonreí- Como yo también espero conocer las tuyas. Me dijiste que te gustaba cantar…
-Sí, me gusta, Lucias decía que tenía la voz de mi madre
-¿Cantarías algo para mí?
-¿Que querés que cante?
-¿Sabés la canción del Sol y la Luna?
Esa canción le gustaba mucho a Lythene, pero ella negó con la cabeza, parecía no conocerla.
-Bueno entonces una que te guste a vos
Empezó a cantar una canción que conocía y sabía que era de los Frey. No me molestó, era lo que le habían enseñado. Cuando ella terminó de cantar yo empecé a entonar la canción del Sol y la Luna, ella me prestó atención.
-Cantás feo
Eso me hizo reír mucho.
-Sí, tu madre decía lo mismo
-A ver, cantá "ahhhh"
Le hice caso y escuché a Selina reír por lo bajo, trató de disimularlo pero no lo consiguió.
-¡Hey! no te rías, estoy tratando de aprender a cantar...
-No hables- y me pegó un golpecito en la rodilla- ahora "do"
Sabía la técnica eso significaba que le habían enseñado a cantar.
-doooo
Ella me empezó a enseñar y cada vez que me distraía mirando a Anthony o a Donovan me daba un golpecito para que me volviera a concentrar.

Cuando emprendimos el regreso a casa Selina me dijo:
-Vas a terminar siendo todo un bardo
-¿Te parece? Quizás tenga habilidades que nunca creí tener- la miré a ella y después a la bebé- Parece que vos también.
Selina le dio un beso a Catelyn.
-Yo puede ser, pero vos aúllas como perro.
-Bueno, algo malo tenía que tener.
Ella se rió y sin que ninguno de los nenes lo noten me agarró el trasero.
-Es verdad, tenés otras cosas que lo compensan
Me reí y la besé, Catelyn aprovechó para agarrarme la barba.
-Cate no hagas eso... Creo que hay alguien que le gusta demasiado mi barba…
-Sí a mí- dijo Selina y me volvió a besar- esta noche no te salvas por más hijos que tengas.
-Y quiero tener uno con vos así que me voy a esforzar
-¿Un qué?- preguntó Anthony.
-Un hijo
-¿y cómo tenés uno?
Me quedé pensando un rato… no sabía bien que responder así que inventé algo.
-Un cuervo lo trae de la Ciudadela- dije tratando de sonar lo más convincente posible.
-¿¿Pero los cuervos no se los comen??
-Claro que no, los entrenan especialmente.
-¿Quién los entrena?
Selina se divertía escuchando mis excusas.
-Los entrenan los maestres
-¿Y de dónde sacan los maestres los bebes?
-Me temo que eso no lo sé, no soy un maestre, habría que preguntarle a Luca
-¡Bueno!
Pensé que hasta que viéramos a Luka seguramente se iba a haber olvidado y sino… bueno, era problema de Luca.

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